Tus pies no estaban listos para Barcelona (pero yo sí)
- Edgar
- 29 may
- 1 Min. de lectura
Hay una verdad hermosa e inesperada sobre Barcelona: se explora mejor a pie. Desde el adoquinado Barrio Gótico hasta las impresionantes vistas de Montjuïc, esta ciudad prácticamente te reta a seguir caminando. Pero después de unos días de tapas, galerías y paseos por la playa, tus piernas y pies empiezan a responder, y no en catalán.
Como masajista que trabaja tanto con locales como con viajeros, veo esto constantemente: pantorrillas tensas, arcos doloridos, caderas rígidas y pies que parecen haber cargado con el peso de la Sagrada Familia. No estás solo; incluso los viajeros más experimentados subestiman lo mucho que esta ciudad exige a su cuerpo.
Aquí es donde la reflexología y el masaje podal pueden hacer maravillas. Al aliviar la tensión en pies, tobillos y pantorrillas, ayudo a restablecer el sistema nervioso, reducir la hinchazón y estimular la circulación. Los clientes suelen llegar con sensación de pesadez y dolor, y se van ligeros, alineados y listos para disfrutar del resto de su viaje.
En Barcelona, caminar es un placer. Pero la recuperación es esencial.
Tus pies te trajeron hasta aquí; ahora les toca a ellos recibir.

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